SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

LA CÚPULA DEL PODER Judicial de Yucatán se enfrenta a una situación que hasta donde sabemos es inédita, o al menos muy poco frecuente, pues empleados y funcionarios del Consejo de la Judicatura Federal acusan a sus jefes de hostigamiento laboral, y realizaron una protesta para denunciar que jueces y magistrados los hostigan laboralmente sólo porque tuvieron el “atrevimiento” de pedir un alza salarial justa y el pago de las horas extras que les hacen trabajar. En este asunto podemos ver algo más allá de una relación laboral que se deteriora, y ese algo es que los ciudadanos tenemos prácticamente en el abandono y el descuido al Poder Judicial: Juzgamos a menudo y a veces con severidad a los funcionarios que integran el Poder Ejecutivo y a los diputados que forman el Legislativo, pero muy pocas veces tenemos tiempo, oportunidad o el tino de analizar cómo está trabajando el Judicial, si está cumpliendo eficazmente con todas las tareas que le corresponden por ley y, en fin, si no hay situaciones anómalas que tendríamos que denunciar y pedir que se sancionen. Ese descuido no debería existir, porque los tres poderes citados fueron creados para servir con total entrega a la ciudadanía, ¿o no es así?

UNO DE LOS FACTORES que al parecer influyen para que a la mayoría de los municipios del interior del estado se les preste insuficiente atención es que electoralmente pesan poco, comparados con Mérida y su zona conurbada, en donde se concentra el 75% de los electores de toda la entidad. En algún momento las autoridades estatales tendrán que recabar información de primera mano sobre cada problema que se registra en los 105 municipios fuera de la capital, a fin de realizar un diagnóstico acertado y diseñar programas que resuelvan por lo menos los principales asuntos. Casi seguramente, lo hemos subrayado antes, los estados que en la actualidad viven bajo el flagelo de la violencia empezaron con problemas pequeños, con narcomenudeo hormiga, delitos menores, sobre todo robos, y uno que otro asesinato doloso, hasta que la espiral los llevó a niveles violentos como los que padece por estos días Tamaulipas. Este tipo de reflexiones surgen cuando nos encontramos con reportes como uno reciente de la Fiscalía General del Estado, en el sentido de que en el sur yucateco se registra un aumento de 18% en el número de homicidios en lo que va del año, con 28, contra los 23 que ya había a estas alturas de 2016. Y diga Ud. si no es para preocuparse el reporte que indica que hace un par de días policías de Peto detuvieron a ocho sujetos involucrados en dos riñas entre grupos vandálicos, o sea, entre pandillas. No se puede bajar la guardia, y hay que tratar de aplicar programas preventivos, algo que se hace muy poco porque es escasamente redituable políticamente.

ALGUIEN PODRÍA AFIRMAR que no tiene importancia, y podría tener razón… O no tenerla. Lo cierto es que nos llamó la atención un anuncio de media plana en un medio impreso, en el que textualmente se decía: “La comunidad portuaria del puerto de Progreso agradece al Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, y al secretario de Comunicaciones y Transportes, Lic. Gerardo Ruiz Esparza, por la inversión en las obras de modernización y ampliación del puerto de altura de Progreso”. No es la primera vez que se publica un agradecimiento de ese tipo, ni creemos que vaya a ser la última. Pero hay que reflexionar un poco al respecto y señalar que los funcionarios públicos, desde el presidente hasta el último de los regidores en el más alejado de los municipios, han sido electos o nombrados para que sirvan a la ciudadanía, ésa es su obligación y si algo se les agradece tendría que ser por pura cortesía, no para congraciarse con ellos, quienes por otra parte (y esto lo acaba de subrayar el diputado federal Felipe Cervera Hernández, en entrevista que ofrecimos el domingo más reciente) tienen la alta responsabilidad de administrar bien el dinero que aportamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos, que es nuestro, no de ellos. Así que quizá deberíamos ver con frecuencia medias planas o planas completas en las que funcionarios de cualquier nivel agradezcan a los ciudadanos la oportunidad que tienen de servirnos mientras se dan la gran vida con los salarios que les pagamos. ¿Le parece correcto este planteamiento, o estamos equivocados, paciente lector?

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