Ángel Canul Escalante
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Esta semana Threads fue lanzada, la nueva red social que se presenta como un espacio donde las personas podrán interactuar sin la ola de odio que caracteriza a su competencia directa Twitter. A los pocos días se convirtió en la aplicación con la mayor cantidad de usuarios en menos tiempo y a su vez pareció dominar parte del discurso público pues usuarios de internet compartían sus cuentas o la noticia de que ya contaban con la aplicación. Así mismo, los medios de comunicación no dudaron en cubrir los primeros pasos de la nueva creación de Zuckerberg, exacerbando las hazañas como si se tratara de un hijo pródigo o como si detrás no se encontrara todo el poder y los datos que Meta controla.
Lejos de la euforia con la que se presentó la aplicación, usuarios mencionaron no saber qué hacer, escribir o subir una vez dentro de ella. Como consecuencia del sin sentido que les rodeó, al querer eliminar su usuario, los internautas se encontraron con el inconveniente de tener que eliminar su cuenta de Instagram si uno deseaba borrar su perfil de Threads. Por una comprensible razón iconoclasta, las personas tienden a apreciar su cuenta de Instagram como si se tratara de un bien valioso que requiere atención y mantenimiento, por lo que ver perdida su cuenta de Instagram los detuvo en su decisión de dejar de ser parte de la nueva red social. No es raro que Meta elija recurrir a este tipo de prácticas para ganar usuarios. Detrás de toda su tecnología se encuentran cientos de ingenieros, psicólogos y expertos de marketing con la única finalidad de mantenernos inmersos en sus plataformas el mayor tiempo posible. Lo que es raro es la amnesia colectiva que la sociedad parece sufrir cuando aun cuando se trata de una manipulación de sus deseos y anhelos más primitivos. A pesar de los distintos descontentos en algo que muchos calificaron como una beta adelantada, la plataforma sigue aumentando en los millones de usuarios activos.
Lo que está claro es que no existe detrás un Gran Hermano que nos obligue a descargar una nueva red social sino se trata de un imperativo del ser-parte-de que surge del miedo de quedar rezagado, condición que viene a representar al pecador en la actualidad. No pasará mucho tiempo para que Threads se convierta en una plataforma a la cual acudir en el día a día. Estaremos normalizando nuevamente la intromisión de una aplicación que sólo nos priva de nuestro tiempo de vida. Entregándole cada momento cotidiano veremos perpetuado el orden social del presente: la transparencia.