Más transparencia, ¿menos corrupción?

Ojalá que fueran más los interesados en informar y analizar sobre transparencia y combate a la corrupción, porque son temas que mucho dicen de la voluntad política de un gobierno, que captan interés de ciertos sectores sociales –no de todos–, pero que definitivamente no compiten con el bullicio de la fiebre electoral temprana que nos aqueja en estos días de precampañas. El fenómeno del punto ciego al cual nos referimos la semana pasada, se hizo presente una vez más y es una gran ironía, porque los indicadores de transparencia podrían ser un capital importante a la hora de comunicarse con la ciudadanía.

Hasta ahora, sólo la alternancia de gobierno pareciera ese gran mecanismo de rendición de cuentas que expone las malas prácticas del predecesor, en tanto que la continuidad de tal o cual partido político, suele augurar continuismo y solapamiento. Si los ciudadanos usáramos las herramientas, si leyéramos los informes, no tendríamos que esperar hasta fines de gobierno para llamar a cuentas a nuestros mandatarios y legisladores.

Ayer miércoles fue presentado el informe de Evaluación de Transparencia Municipal Cimtra 2017, y según sus cifras, el ayuntamiento de nuestra ciudad ocupa el segundo lugar nacional de transparencia, luego de cuatro municipios de Jalisco, empatados en primer lugar. Transparentes sí, por obligatoriedad de la Ley ‘‘y porque según observamos, hay transparencia proactiva del Ayuntamiento de Mérida, que se anticipa al interés del ciudadano’’, explicó Layda Cárdenas Canto, coordinadora de Cimtra en Yucatán.

A la luz de los indicadores de la herramienta Cimtra –que contempla 45 aspectos y 168 variables–, me surgen numerosas dudas no de orden metodológico, sino de carácter político. Una pregunta obligada es, ¿la transparencia evita la corrupción? ‘‘La transparencia, en efecto, abre marcos para inhibir corrupción, pero hay que investigar y soportar documentalmente’’, puntualizó Cárdenas Canto.

Lo cierto es que informes van y vienen, pero no solemos dar seguimiento, cruzar información e ir más allá de una factura.

En esa lógica de rastrear motivaciones, me pregunto, ¿quién financia estos informes, quién paga? Y la respuesta es categórica: ‘‘Cuando Cimtra a nivel nacional obtiene algún recurso, lo distribuye en sus delegaciones de los estados, yo estoy a cargo de mis gastos’’. Finalmente, la activista comentó estar muy consciente del momento político, pero explicó que hay cosas que deben decirse y los ciudadanos y autoridades debemos hacer el resto.

Más transparencia no es garantía de menos corrupción, toda vez que alguien podría darse a la tarea perversa de falsificar facturas, empresas o alguna otra información pública que la sociedad, de buena fe, consulta en los portales oficiales. Pero trabajos de evaluación como el de Cimtra es un muy buen comienzo. Hay que pasar de la cuantificación a la cualificación de la información pública, pasar del gobierno transparente, al gobierno abierto; por ejemplo, pidamos desde ya que todos los regidores realicen sus declaraciones 3 de 3, no porque haya obligatoriedad, sino porque sean congruentes y abracen realmente la transparencia.

Por cierto, hay que decirlo: con una sola mano se pueden contar los medios informativos que consideraron relevante enviar su reportero la presentación de los resultados de la herramienta de Cimtra. Hay que movernos del punto ciego, debemos mirar lo que pasa en la designación del Comité Ciudadano del Sistema Estatal Anticorrupción, entre otros pendientes. Mientras tanto, deseo de corazón que pasen esta temporada con amor y bendiciones.

Carmen Garay. 

Maestra de periodismo, con una visión clara y congruente de la actualidad y de los problemas que aquejan a nuestra sociedad.

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