Armando Escalante
Periodista y analista político
La concentración que se vio obligado a realizar el “Peje”, en la Ciudad de México, acarreando a miles de empleados de gobierno, soldados, marinos, y policías vestidos de civil; a miles de beneficiarios de los programas sociales que pagamos con nuestros impuestos, y a miles de fervorosos creyentes, recibió una enorme cobertura de todos los medios de comunicación de TV del país, que por cierto, no le dieron igual espacio a la que se hizo el favor del INE hace dos semanas.
Esos medios como Televisa, su filial Foro TV, Imagen TV, Milenio, Radio Fórmula, Excélsior, etcétera, son los mismos que todos los días llenan sus espacios de críticas y ataques al presidente por su desastroso período, facturando publicidad para el gobierno federal por muchos millones de pesos. Es decir, pegan para que les paguen.
Y es que a la convocatoria del “Peje” tuvo como principal promotor todos los días al mismo Manuel López, quien usó el poder económico del Estado (valiéndose de todos los recursos públicos) para publicitarla, incluso con el socorrido acarreo que finalmente aceptaron que todos los veríamos.
Muy costosa manifestación de respaldo para un personaje al que le sobra el apoyo; un espaldarazo a quien todos los días se echa porras y se da cuerda como “el mejor presidente del mundo” o cuando menos el segundo.
Como era de esperarse, la asamblea presidencial produjo desmayados, insolados, deshidratados y muchos acalorados: sólo tuvo un incidente mayor cuando a Marcelo Ebrard, titular de Relaciones Exteriores, le lanzaron algo que le pegó en la frente. No pasó a más.
Del contenido del discurso en la plancha del zócalo ni hablemos, porque si fue capaz de afirmar que la economía mexicana está creciendo, que la calidad de vida de la gente ha mejorado gracias a sus programas, además de tener un mejor sistema de salud con 94% de abasto de medicamentos, es claro que el mandatario ha perdido toda la decencia, y su nivel del descaro rebasa todos los límites; de plano fue decidido a mentir sin el mayor remordimiento.
Volvió a engañar con el tema de los fideicomisos, falseó sobre el monto de la recaudación y la no condonación de impuestos y sobretodo, con “sus logros” sobre el subsidio de la gasolina. Llenó su discurso de datos que se ha probado que son falsos e inventó —para no variar— sus otros datos. El colmo fue que habló sobre el dinero que manda a estados y municipios, asegurando que entrega las participaciones con puntualidad, pero nada dijo que ha recortado los fondos generando rezagos y afectaciones en todo el país.
En fin, el mismo Amlo de siempre; ni pudo llenar la plancha del zócalo (pese al monumental acarreo) ni tampoco le habló a los mexicanos con la verdad. En las imágenes aéreas se pudo apreciar que la demora en llegar hizo mella en la afluencia de gente en el zócalo porque al final, se le fueron varios miles. Incluso colocaron un campamento de supuestos manifestantes para recortar la superficie a llenar, además que estacionó camiones en ese punto y en todo el trayecto para ocupar calles y avenidas. Muy fáciles de identificar sus métodos. Al carajo con las mentiras del presidente.
El xix.— Deberían comenzar a explicarle a los interesados o usuarios del puerto de altura que el puente que se planea hacer en Progreso para desviar el tránsito de los vehículos pesados hacia ese viaducto, será de cuota a fin de que nadie sea tomado por sorpresa. Incluso deberían difundir las tarifas futuras porque ahí no es como el vaivén que por unos meses fueron gratis y el pueblo las agradece.
Claro, si es que no quieren causar un lío ahí también.