Así como Jesús no se amedrentó por el rechazo de su pueblo, el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, pidió a los fieles católicos a no etenerse en las obras buenas, a pesar de encontrar incomprensión y rechazo entre los más cercanos, como ocurrió con el Salvador.
“Jesús no se detuvo. Seguramente sintió la frustración humana, tenía el deseo de que los suyos recibieran su predicación, pero podemos decir que no fracasó. Él acepta ese rechazo y continúa su obra en otro lugar. En lugar de decir: déjenme hacerles un milagro para convencerlos, vuelve a encender más la duda”, expuso.
Ante los fieles católicos recordó que la misión de Cristo, desde el principio, estuvo acompañada del signo de la amenaza de muerte: así fue como nació y así es como inicia el ministerio, bajo la amenaza de la muerte. Aprovechó la universalidad de su papel en la tierra para dejarnos una enseñanza.
Tras la homilía insistió en no detenerse ante los rechazos, aunque vengan de las personas de las que esperaríamos más apoyo. “Vayamos adelante, en las cosas buenas”, exhortó.
Aprovechó para pedir cuidado con los niños y jóvenes de las familias, de los barrios, no hacerlos de menos, pues sabrá Dios qué proyecto tiene para ellos; si llegarán a ser grandes hombres, mujeres, en el campo de la ciencia, política, religión, cultura, “no sabemos. Por eso hay que respetar y valorar a cada niño y a cada joven”.
De igual forma, consideró que de nada sirve hablar lenguas, llevar profecías como los corintios si no hay caridad. “Ésta lo es todo, todo lo demás se va acabar, hasta la fe, la esperanza, virtudes teologales que vienen de dios y llevan a Dios, lo único que va permanecer es el amor y la caridad. Sólo el amor de verdad, no el apasionado o de sentimiento”.
Texto y foto: Jesús Gómez
