Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
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Hay ciertos deportes que sin pensarlo mucho, casi de forma predeterminada, consideramos que la única forma de poder practicarlos es si tenemos la influencia de un familiar cercano, como si se tratasen de deportes por invitación. Estoy segura que muchos vemos de esa manera al tenis, basta con ver las fotos y videos de Serena Williams con su pequeña hija, quien aún sin cumplir 3 años ya la acompaña en las canchas imitando sus movimientos.
Pero no todas las historias son iguales y por supuesto, la de Carla Suárez Navarro no podría ser la excepción. Cuando nació en 1988 en Gran Canarias, una isla de España, jamás pensó que los mejores años de su vida los pasaría justamente con una raqueta en sus manos. Nadie de su familia practicaba tenis pero cuando su mamá la inscribió de pequeña a un club supo que encontró una de sus más grandes pasiones.
La carrera de Carla no está llena de trofeos, pero sí de perseverancia, porque si me lo preguntan hay ciertos deportes donde aún más importante que ganar está el hecho de mantenerse y superar nuestros propios récords. Quizá la joven canaria, que debutó en el 2004 en el ranking #613, nunca imaginó que 12 años después alcanzaría ser la #6 del mundo. Y de esos momentos está hecho el deporte.
La tenista olímpica en Pekín, Londres y Río anunció en diciembre pasado que el 2020 sería su último año como tenista profesional, porque si bien el tenis es importante también considera que ya es tiempo de abrir nuevos capítulos en su vida.
Sin embargo, nadie pensó todo lo que ocurriría este año.
Durante la pausa por la cuarentena, Carla cambió las canchas por el banco de alimentos de las Palmas donde se sumó como voluntaria y habló de la posibilidad de mover su retiro para el próximo año, incluyendo el objetivo de estar presente en Tokio representando nuevamente a España. Pero algunas veces el destino se empeña en ponernos retos que no contemplábamos.
Hace unos días, en la víspera de su cumpleaños 32, Carla compartió vía Twitter que tras muchos estudios fue diagnosticada con linfoma de Hodgkin y tendrá que recibir quimioterapia los próximos 6 meses como parte del tratamiento, quedando descartado cualquier retorno al tenis en lo que resta del año.
Si habrá temporada en el 2021, eso el tiempo lo dirá. Optimista como siempre y perseverante como en toda su trayectoria, por ahora la mente de Carla está enfocada en el presente, porque cual guerrera que es sabe que hay torneos que se ganan fuera de la cancha.
