Celebra su primer 10 de mayo en Yucatán

“Jamás me imaginé estar en estas tierras”, exclamó la señora Hortencia, quien a sus 63 años se mudó recientemente a Mérida para estar con su familia. En su primer 10 de mayo fuera de su lugar natal reconoce que extraña la comida y sus plantas, pero se siente agradecida de vivir una nueva etapa.

Con apenas tres días en las tierras del Mayab se sorprende de la gastronomía local, de su variedad y la preferencia yucateca por la carne de cerdo.

En sus manos y cabello lleva los signos de la edad. Fuerte aún, habla de su fe en Dios: asegura que siempre hay oportunidades y que la confianza en una vida plena la debe llevar uno siempre consigo.

Llegó a Yucatán para acompañar a su hijo, quien actualmente cursa sus estudios de posgrado en Mérida. “Aquí el calor es diferente, más seco. Sientes que te baja la pila”, comentó con sorpresa. En su tierra natal, Villahermosa, el trópico húmedo sofoca, aquí el calor agobia.

De ánimo alegre y sonrisa pronta, doña Hortencia se admira de la belleza de Mérida, de sus contrastes, tradición y afán de modernidad, gente amable y reservada, verde y gris.

Para ella, su primer 10 de mayo en Mérida tiene una significancia distinta, el reto de adaptarse a un nuevo lugar y la gratitud por estar acompañada de su único hijo.

“Mi hijo me dio un librito que se llama Pasaporte Yucateco, me dijo que aquí en Migración se puede pedir”, bromeó entre pequeñas risas.

José Villegas

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