Monseñor Gustavo Rodríguez recuerda las obras que la Iglesia Católica realiza a las personas más desamparadas como enfermos, huérfanos y abandonados en el mundo
En el marco de celebración de Señor de la Misericordia, y al oficiar la misa en la Catedral de San Ildefonso, el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, enumeró las obras de caridad que realiza la Iglesia Católica en todo el mundo, en las que figuran 115 mil 352 institutos de salud, asistencia y beneficencia.
Indicó que en estos centros hay 5,167 hospitales, la mayoría en África y América; 17,322 dispensarios, la mayor parte en África, América y Asia; 648 leproserías distribuidas principalmente en Asia y África; 15,699 casas para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad, en su mayoría en Europa y América.
Señaló que la Iglesia atiende 10,124 orfanatos, principalmente en Asia y América; 11,596 guarderías, la mayoría en América y Asia. Todo esto sin contar las obras de la Cáritas a nivel nacional e internacional, las Diocesanas, y las parroquiales; como muchas otras obras de misericordia en distintas instituciones.
Indicó que por supuesto se tendría que sumar además todas las obras de misericordia que muchísimos bautizados realizan en forma personal o asociada, animados por su fe en el Señor misericordioso. Todos hemos de sumarnos a estas obras de misericordia si está a nuestro alcance.
Mencionó que se cierra el sagrado tiempo que se llama “Octava de Pascua”, continuando con el Tiempo Pascual, hasta que al cumplir los 50 días, “celebramos la fiesta de Pentecostés, conmemorando la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles”. Ayer se celebró al Señor de la Misericordia.
“La devoción de la Divina Misericordia recibió un gran impulso en el pontificado de San Juan Pablo II. El Papa proclamó la Fiesta de la Divina Misericordia el 30 de abril del año 2000, que se celebraría todos los años el primer domingo después de Pascua”, indicó.
Esta fiesta había sido impulsada por la religiosa polaca santa Faustina Kowalska. El 22 de febrero de 1931 ella tuvo una visión de Jesús, quien le encomendó tres cosas: predicar sobre la misericordia de Dios; elaborar nuevas formas de devoción; e iniciar un movimiento que renovara la vida de los cristianos en el espíritu de confianza y misericordia. Santa Faustina fue beatificada el 18 de abril de 1993 y fue canonizada el 30 de abril de 2000, en ambas ocasiones por San Juan Pablo II.
“Con el Salmo 117, cantamos en nuestra Eucaristía: La misericordia del Señor es eterna”. En el mismo salmo se invita a la Casa de Israel y a la Casa de Aarón a proclamar la misericordia del Señor. Actualmente Israel es también la Iglesia, y si Aarón ocupaba el oficio sacerdotal, actualmente en día la Iglesia y sus sacerdotes debemos proclamar que la misericordia del Señor es eterna. Así lo debe proclamar cada casa donde viven los creyentes, es decir, tu familia y todas las familias cristianas hemos de proclamar creyendo y confiando en que la misericordia del Señor es eterna, lo cual se ha manifestado en su resurrección.
El Libro de los Hechos de los Apóstoles da cuenta de que la primera comunidad cristiana iba creciendo más y más, realizando la obra misericordiosa del Señor Jesús. La gente sacaba a sus enfermos en camillas, para que, al pasar Pedro, al menos su sombra les cayera y les trajera la salud. Desde el principio y hasta ahora, la Iglesia continúa atendiendo a los enfermos y realizando toda clase de obras de misericordia.
Según nos narra hoy el evangelio de San Juan, Jesús se presentó en medio de ellos con un saludo por demás lleno de misericordia. Les dijo: “La paz esté con ustedes”.
Texto: Darwin Ail
Foto: Cortesía