Los Espadas, ejemplo de campeones del boxeo y la vida

De estilos diferentes, Espadas padre fue un fajador, ofensivo, mientras su hijo más defensivo, pero ambos ponen en alto a Yucatán y a México en el boxeo

Guty Espadas Cruz y su hijo Guty Espadas Espinosa han puesto muy en alto el nombre de Yucatán. Fueron en la historia del boxeo mundial el primer papá e hijo en coronarse campeones mundiales, uno en 1976 y el otro en el 2000.

Pero no solamente en el terreno  deportivo han triunfado, pues en el caso del “Junior” ha tenido la oportunidad de desarrollarse en ámbitos como el de los negocios y hasta ocupó un espacio en el cabildo meridano.

En la actualidad Guty Jr. está dedicado a ofrecer clases particulares de box y a apoyar a su esposa Mariana Lopez en su pastelería “Poppins Bakery”, que iniciaron con la idea de contar con recursos para remodelar su hogar.

Algo que caracteriza a ambos peleadores es sin duda su don de gentes, que queda de manifiesto al momento de atender a su público, a quienes atienden con amabilidad y cariño cuando les piden un autógrafo o una fotografía, al respecto Guty Espadas padre siempre ha manifestado su orgullo por llevar su carrera de una manera limpia y con humildad, y eso sí, alejados de los vicios.

En la mente de este guerrero que comenzó su carrera muy jovencito a principios de la década de los años setenta, con mucha hambre  de querer ser alguien y sobresalir en este deporte, y vaya que lo logró, pues a tres años de coronarse como campeón estatal, a base de disciplina y de muchos sacrificios, logró coronarse como campeón mundial al vencer en Los Ángeles al panameño Alfonso López, que en su época era considerado como el boxeador más rápido y más  técnico de la AMB.

Aquel 2 de octubre de 1976, hace 45 años, en tan solo dos rounds, Guty mandó cinco veces a la lona al campeón mosca, trayendo a Mérida el cinturón que a la fecha conserva como su más preciado tesoro, junto con el que ganó su hijo en abril de 2000 y que les valió pasar a la historia del box como primer pareja padre e hijo en ser campeona del mundo.

De aquella ocasión quedó muy grabado en la mente de Espadas Cruz, aquel recibimiento del que fue objeto, cuando el aeropuerto fue abarrotado por el público, mientras que sus vecinos del rumbo de Chuminópolis, Wallis y La Esperanza como ya era costumbre al finalizar cada una de sus peleas, le organizaban una fiesta para celebrar sus triunfos.

Por su parte, “Guty” Junior siguió los pasos de su padre y según ha comentado en diversas entrevistas, desde los 12 ó 13 años por cuestiones familiares fue necesario que viviera con su abuelita, que lo traía “marcando el paso”, muy disciplinado, lo que despertó en él un carácter un tanto rispido.

“No fui bueno en el fútbol pero sí en el trompo, así que un primo me sugirió que vaya al gimnasio y así lo hice”, recordó el campeón quien pidió a su padrino, el inolvidable William Abraham Daguer una oportunidad para entrenar, la cual se le concedió con la condición de que siguiera estudiando y que lograra un título escolar.

En el Gimnasio San Francisco de Asís, uno de sus entrenadores fue Beto Rivero, y allí en aquel inmueble de la 61, comenzaron a tejerse sueños que poco a poco se hicieron realidad.

“No soy de problemas, pero sí de actuar y apoyar”, dice nuestro buen amigo quien en su faceta como entrenador siempre les recuerda a sus alumnos que con dedicación y esfuerzo todo se puede lograr.

Texto y fotos: Manuel Pool / Cortesía

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