Editorial

La presentación del Plan de Infraestructura Estatal realizada la mañana de ayer por el gobernador Mauricio Vila Dosal es una bocanada de aire fresco para todo el sector de la construcción, pero también para economía de Yucatán.

Estamos hablando de 3 mil 400 millones de pesos que se estarán invirtiendo, como una medida para que resarcir un poco la crisis económica que dejó el coronavirus, pero cabe señalar que es apenas una pequeña parte de lo que realmente se necesita.

Y es en este momento en el que tenemos que voltear a ver a lo que se dejó de hacer en los meses pasados. A lo mejor tenemos que pensar en aquella ocasión (dos en realidad) cuando los diputados del Congreso local le negaron al Ejecutivo estatal el préstamo por mil 900 millones de pesos, en un acto que muchos consideraron como un ardid político.

Pero tampoco podemos dejar de lado la actitud del Gobierno Federal que durante los últimos años ha dejado de lado muchos programas importantes para priorizar sus obras de infraestructura y sus programas sociales, abandonando a la iniciativa privada, dejándola a su suerte, sobre todo durante el presente año. Y ya ni hablamos de los recortes presupuestales que le aplica a todos los estados año con año, porque al parecer se les está acabando el dinero. 

En fin, el panorama está muy complicado, y por eso los anuncios de infraestructura son algo de buenas noticias para todos, sin duda…

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