Editorial

Esta semana Yucatán tendrá un momento importante en el aspecto mediático, pero también en el político, ya que el Congreso del Estado tendrá que votar el préstamo solicitado por el Ejecutivo para la reactivación económica, el cual ha dividido a los legisladores, incluso a los que son de un mismo partido, como es el caso de los priistas.

Cabe destacar que este es un problema al cual se han enfrentado los panistas una y otra vez cada vez que son gobierno. También Patricio Patrón Laviada sufría para que fueran aprobadas sus iniciativas cuando estuvo en la misma silla que hoy ocupa Mauricio Vila Dosal, ya que la mayoría de los diputados eran de oposición y muchas veces terminaban votando en contra por una postura política y no por ser un ejemplo de democracia.

Pero en el punto del préstamo, resaltar que cada vez que se habla de contraer deuda pública, pareciera que el demonio se hubiera aparecido en frente de todos, y en seguida se culpa a las autoridad de endeudar a los yucatecos (y a los mexicanos ya de pasada), cuando la mayoría de ellos le debe hasta la ropa que llevan puestos a las grandes cadenas comerciales y bancos.

Sin embargo, hay dos tipos de deuda: la de consumo y la de producción. La primera es la que casi todo el mundo adquiere, esa en la que se compra algo con dinero que no suyo solo por darse un lujo, y por el cual pagará mucho más de lo que costaba en un principio si lo hubiera adquirido de contado.

La segunda es aquella que se utiliza para impulsar alguna actividad productiva y por lo general ofrece un retorno que termina pagando la misma deuda a través de los rendimientos que genera. También suele llamársele inversión. Bueno, el préstamo para la reactivación económica vendría siendo esta segunda opción.

Por lo tanto, hay que analizar con lupa los motivos que tienen los diputados para rechazar o aprobar el préstamo, ya que por querer tomar una decisión política, pueden terminar embarrando a todos, como ya se ha hecho antes.

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