Editorial de Peninsular Punto Medio

Hay muchas cosas que nos ha dejado la pandemia del coronavirus, pero en política nos presentó a un personaje que en realidad era secundario antes del covid-19 y que, de repente, se disparó como uno de los más mediáticos.

En las primeras semanas de la pandemia Hugo López-Gatell se nos ofreció como un experto en la materia y un gran conocedor que sabe de lo que habla. Un técnico que no se andaba con temas políticos, sino que se limitaba a lo que a su ramo le indicaba. Era visto como todo lo contrario a Andrés Manuel López Obrador, para quien todo es política, por lo que sin duda era un bálsamo y una garantía de que nos encontrábamos en buenas manos. Pero poco a poco lo fuimos conociendo mucho mejor. Si es un conocedor, esa perspectiva no ha cambiado mucho, pero ahora pareciera que le comenzó a gustar la política y el ser un “showman”, ya que de repente comenzó a decir cosas que ya no estaban tan alineadas a la ciencia ni a la medicina, como el hecho de que AMLO era una fuerza moral y no de contagio, o que no el cubrebocas tenía muy poca utilidad. Además comenzó a emitir declaraciones relacionadas a temas políticos, como fue el caso de su última polémica, en la que trató como golpistas a los padres de niños con cáncer que viven desabasto de medicamentos. Lástima por el cambio de López Gatell, nos caía mejor ese hombre serio que se dedicaba a lo suyo. Aunque a lo mejor lo que no sabemos es que esta versión es su “verdadero yo”, y que el otro en realidad era el actor. A lo mejor siempre fue político, y se disfrazó de médico…

 

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