El Mundial solo es un pretexto para llevar su obra a Rusia

Ermenegildo Nazario exhibe su arte huichol mientras en las calles hay miles de turistas viendo el torneo de fútbol

LAS MANOS SE LE VEN CANSADAS de tanto pelear con la chaquira, los ojos igual. Los talla una y otra vez, como si así fuera más fácil enfocar tan diminutas piezas con las que hace arte, porque no hay otra forma de llamarlo. Ermenegildo Nazario González tiene impactada a una rusa que se ha acercado a su escritorio de trabajo para ver lo que hace… y no es la única.

Desde Santa Catarina, en Jalisco, para el mundo, concretamente para Rusia, a donde llegó hace un par de semanas para mostrar una parte de su cultura, cuyo colorido, símbolos y diseños tienen siglos. Para quien no está familiarizado, el impacto es tan grande como positivo; de ahí, la admiración que se genera en todos los países a lo que lo lleva.

Pero la vida y aquello de ser un artista no siempre tienen que ver con el glamur de las grandes galerías o de una Copa del Mundo. Lo de Ermenegildo es, como lo fue para sus padres y abuelos, de quienes aprendió el oficio, la forma de obtener recursos para seguir adelante, sobre todo cuando tienes tres hijos que alimentar.

A este agradable artesano, de plática corta pero amena, lo abandonó su esposa hace poco más de 10 años, y le dejó a los niños. Pero no se detuvo y siguió con lo suyo, con la elaboración de hermosas piezas cuya venta le permite llevar de comer a su mesa: “No pasa nada. Se fue y seguí adelante con mis hijos. Les enseñé a hacer esto también y ahora son grandes, se mantienen”.

Encoge los hombros al preguntarle si le gusta el futbol. Para González, el Mundial no es más que el pretexto para llevar sus piezas a otro país, y venderlas. Sigue con la charla: “He estado en Colombia, Costa Rica…”. Entonces, recibe un billete de mil rublos (330 pesos). Aquella rusa que tanta atención puso a su labor, ha comprado una pulsera.

Y mientras el torneo sucede, en la pantalla gigante de la Casa México, donde tiene su mesa de trabajo, se proyecta uno más de los partidos de la Copa del Mundo… pero Ermenegildo no se distrae. Hay que terminar la obra.

Texto y fotos: El Universal

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