Gracias a todos

Por: Santiago Pell

No solo es un desenlace y comienzo de década tenística, también es el momento de hacer retrospectiva sobre los actos que estos deportistas han dejado plasmados en nuestra mente.

Le agradezco a Rafa Nadal por haberme quitado las ilusiones de que alguien más pudiera ganar Roland Garros. Así pude, una vez más, confirmar su reinado en la arcilla y la poca competencia que él tiene en este certamen. También por enseñarle al mundo que, aunque tu vida se identifique por la fuerza que tienes y a veces eso te haga entrar en aprietos, siempre habrá un inteligente slice que te salvará el punto.

Por otra parte, un inicio de año es para saldar deudas y no me quedé atrás. Ya estoy a mano con Novak Djokovic, ya que, con elogios, le estoy devolviendo todo lo que me ha entregado. En una mañana del verano dudé de él, lo veía perdido en Londres con marcador de 15-40 y al final, me enseñó a la perfección cómo ganar un Wimbledon. Le agradezco el mostrarme cómo salvar los match points que se te pongan enfrente y que ninguna bola es imposible de alcanzar.

Quiero darle las gracias a Alexander Zverev por darme una verdadera cátedra de madurez. Me enseñó que aún a su corta edad y con la gran fama que tiene, nunca debes dejar que tu grandeza te ciegue ante la vida y siempre admitir tus errores buscando mejorar junto al mentor que más admires.

Este 2020 quiero intentar hacer lo que aprendí de Stephanos Tstitsipas. Poder ver a lo lejos la cima de la montaña y emprender el viaje. El clima puede que no esté a tu favor, en el camino te enfrentarás a bestias gigantes y la corona cada vez se aleja más. Talvez no hayas sido el vencedor en todas las peleas, pero sí un guerrero griego que no se amedrenta con nada ni nadie. Le agradezco el señalarme los pasos correctos para escalar hasta lo más alto y al final poder triunfar en las Nitto Finals.

Por último, ni aquí y en ningún lado, tendré las páginas y palabras suficientes para corresponderle a Roger Federer lo que me ha hecho sentir en el año. Me educó sobre la forma de agarrar la raqueta y a saber usarla como varita mágica sobre el césped. Me gritó en silencio que nunca es tarde para seguirte superando, que todo el tiempo habrá personas que duden de ti y continuamente tendrás un Miami Open que te sirva para callarlas con una sonrisa.

El pasado nunca se debe tratar de olvidar, no sería natural hacerlo. Lo correcto es recordarlo en ocasiones para volver a tener en la cabeza imágenes que nos hicieron reír o hasta de las que nos hicieron llorar, y tu Roger, me has hecho hacer de las dos.

 

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