Guarderías infantiles, en agonía por la falta de recursos

Por el cambio en reglas de operación para el programa de guarderías infantiles que se sostenían con un subsidio del gobierno federal, el cual ahora se entregará a los padres de familia, ya han cerrado sus puertas entre 15 y 20 de las 204 estancias que funcionaban en Yucatán.

-El resto se encuentra en estado de agonía, porque no tienen forma de solventar los gastos. Atendemos a la población más vulnerable que no cuenta con seguridad social y que no tiene para pagar una guardería particular o subrogada como las del IMSS y del Issste -manifestó la propietaria de la estancia Von Glumer, del fraccionamiento Chenkú, Rebeca Lugo Fleites, en el marco de una rueda de prensa convocada por el colectivo Agenda de las Mujeres para la Igualdad Sustantiva en Yucatán (Amisy).

-Sufrimos un agresivo recorte al presupuesto que se hizo en el año fiscal, pero el principal problema es que las estancias infantiles dejarán de dar servicio a miles de niños en la ciudad y los municipios, que ahora se quedarán en casa, por lo que se elevará el riesgo de que sufran algún accidente o que incluso puedan ser víctimas de abuso sexual por parte de familiares -dijo la maestra Lugo Fleites, quien recalcó que con las nuevas reglas de operación se corre el riesgo de que el recurso que se le entregará a los padres de familia lo gasten en otras cosas y que dejen sin cubrirles el pago por el servicio.

En el encuentro con los medios, encabezado por María Eugenia Núñez Zapata y Marbella Casanova Calam, la representante de la asociación Ajal Lol y encargada de una guardería en Hoctún, Paula Pech Puc, leyó una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador y a los diputados federales de Yucatán, en la que se expone, entre otros puntos, que la supresión del presupuesto a las estancias afecta al desarrollo de los niños y violenta sus derechos más elementales, especialmente los de los menores que padecen alguna discapacidad y que ahora, dijo, se tienen que quedar en casa, posiblemente limitados a un corral o una silla, o en el mejor de los casos con la abuelita u otro pariente que carece de la preparación para ayudarles a su desarrollo.

Texto y foto: Manuel Pool Moguel

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