¿Inspiración celestial para el Grito?

La aparición de nubes nacaradas -extrañas formaciones estratosféricas típicas de altas latitudes- podría haber inspirado el famoso Grito de Edvard Munch y su cielo atravesado por torbellinos de colores, según los investigadores.

Tres meteorólogos noruegos, cuyos trabajos fueron presentados el lunes en Viena durante una conferencia científica, rechazan la precedente hipótesis según la cual el encendido cielo visto y pintado por Munch habría sido provocado por las cenizas del volcán indonesio Krakatoa en 1883.

El pintor noruego (1863-1944) explicó que estaba paseando cuando, de pronto, tras el atardecer, el cielo se volvió de color “rojo sangre”. Alude Munch a “resplandecientes nubes” y asegura que, ante tal espectáculo, permaneció “temblando de miedo”.

Para los investigadores, la hipótesis del volcán, planteada en 2004 por astrónomos norteamericanos, no es válida: esta escena debería haberse reproducido tras esta gigantesca erupción de 1883. Sin embargo, para Munch, que publicó una primera versión de El Grito en 1892, esta visión fue una “experiencia única”, alegan.

“Es probable que detrás la experiencia vivida por Munch y su célebre El Grito estén las ‘nubes nacaradas’”, explican.

Estas nubes, que se forman en invierno en la troposfera, a 20-30 km de la superficie terrestre, aparecen raramente.

“Son necesarias condiciones inusuales para que se formen”, explicó Helene Muri, de la universidad de Oslo, en la conferencia de la Unión Europea de geociencias: “Debe hacer mucho frío, en torno a -80 a -85°C, cuando la estratosfera se encuentra en un promedio de -60. Hace falta cierta humedad. Entonces se forman pequeños cristales de hielo”, reflejando la luz del sol en el ocaso.

Los colores intensos forman entonces olas, visibles un momento tras el crepúsculo, mientras que las nubes de la troposfera -más baja- son visibles antes del crepúsculo.

“Es una nueva hipótesis”, subraya Muri. “Hay otras. Algunos psicólogos han sugerido que fue un tormento interior lo que impulsó a Munch a pintar El grito. Pero nosotros somos investigadores en ciencias naturales, y buscamos más bien respuestas en la naturaleza”.

Sobre la obra

El Grito es el título de una serie de cuadros del pintor noruego Edvard Munch, cuyo título original en noruego es Skrik. Debido a su fuerza expresiva, esta obra es considerada precursora del movimiento expresionista. Es el cuadro más famoso de este artista.

En el cuadro La Desesperación (1892), previo a El Grito aparece en primer plano un hombre con sombrero de copa de medio lado, en actitud contemplativa, en un escenario similar.

Sin embargo, Munch siguió experimentando, y pintó un nuevo cuadro, con el mismo título, que muestra esta vez a un hombre, que esta vez muestra el rostro, pero en una actitud más desesperada, en medio de una escena más sombría.

No satisfecho con los cuadros anteriores, Munch siguió pintando, en busca de la que sería su obra maestra. Probó entonces con una figura andrógina, que está de frente y se lleva las manos a la cabeza con una expresión de profunda angustia, que parece emitir (¿u oír?) un grito.

En los años sucesivos, es decir, entre 1893 y 1910, Munch probaría nuevas variantes de este cuadro, llegando a pintar cuatro diferentes versiones.

La pieza original sería expuesta en 1893 como parte de un conjunto de seis pinturas titulado Amor, que representaba las distintas fases de un idilio. El Grito había sido concebido con la idea de colocarlo en la última etapa, la de la angustia y desesperación.

Agencias

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