Por Santiago Pell
A mi parecer era justo que el Liverpool terminara siendo campeón de este torneo por factores como la calidad de jugadores que tiene, haber llegado dos años seguidos a la final, y especialmente por Jürgen Klopp, quien es un entrenador top desde hace muchos años, esta orejona sólo es la representación física de la grandeza del alemán.
Por otro lado, me pareció injusto que los Spurs no lograran el título. Aunque hayan tenido varios empates en el torneo y hayan dependido de algún resultado para ir pasando de ronda, tuvieron una remontada histórica y con mayor grado de dificultad que la del Liverpool, ¿por qué?, pues porque 1º: los reds tuvieron 90 minutos para meter en casa, con su propia afición 3 goles a un Barcelona que hoy en día no está ni cerca de su buen nivel y 2º: los de Pochettino tuvieron disponibles tan sólo 45 minutos para meterle fuera de casa, lejos de sus aficionados, 3 goles a un Ajax que venía siendo de los mejores del certamen y totalmente superior al equipo culé.
También me pareció injusto, y no sólo para el Tottenham, sino también para nosotros los amantes del fútbol, que el partido que más esperamos se fuera a la basura por una mano al minuto 2 (¡qué no era mano!) que sentenció un partido flojo que inclinaría la balanza hacia un lado. Por más que los londinenses fueron superiores en el segundo tiempo, ya con ese gol al inicio del partido más un descuido de rebote en un tiro de esquina les costó el segundo y definitivo tanto en contra.
Fue una final decepcionante, insípida, no merecida por la audiencia, merecida para el Liverpool, no merecida para los Spurs, merecida para Klopp, una final justa pero injusta.
