Por Gabriel Ortíz
Inicio una nueva era, la del “Tata” Martino al frente de la selección nacional de fútbol. Como siempre, en los medios se comienzan a crear diversas ideas y especulaciones. Los medios deben llenar horas de televisión y páginas de diarios dándole la vuelta a la poca información que se genera; comparaciones con otros procesos, análisis de los jugadores convocados, etc., poco verdaderamente importante. La lectura debe ser más profunda, entre lineas, en la historia. Pero no falta quien adelanta juicios y se decanta por una postura concreta en la que solo hay dos posibilidades, avalar ciegamente o descalificar irracionalmente.
Martino es un entrenador con trayectoria probada, con éxitos al frente de selecciones de perfil similar al de México, como el caso de Paraguay, y con paso destacado en clubes de diferentes ligas en América y Europa. No es mexicano, pero no hace falta. Si a esas vamos, la selección del argentino Antonio Lavolpe ha sido una de las más sólidas y agradables en su juego, desde mi punto de vista, aunque como el resto, lejos de consagrar su buen fútbol con algo más que sueños y esperanzas.
Es ahí donde entra el “Tata”, la exigencia no es clasificar al mundial o ganar la copa de oro, eso debe ser resultado de una idea clara de juego, con personalidad y la jerarquía propia de un gigante del fútbol de américa como lo es México. Inicia la era del Tata, y en verdad que hay poco que decir todavía, salvo lo que ya todos sabemos. El fútbol de México es más de lo que ha demostrado, falta alguien que logre exhibir su potencial.
