La sencillez nos hace luz

El secreto del éxito está en realizar las cosas bien hechas, en muchas ocasiones nos atormentamos con ser personas triunfadoras, en lograr grandes cosas, pero nos equivocamos porque aspiramos a cosas que no están a nuestro alcance.

Muchas personas se frustran al tener modelos de grandeza que están fuera de su alcance, todo esto por la influencia que se obtiene de los arquetipos o modelos que nos presentan los medios de comunicación. Es importante poner especial atención en las pequeñas cosas de cada momento, en hacerlas bien.

La sencillez es una palabra que denota grandeza, puesto que si obramos con sencillez podemos realizar grandes obras, por ejemplo, la gota de agua constante que perfora la piedra, o la del campeón que entrena diario para lograr grandes victorias.

La sencillez es necesaria para lograr el éxito, para esto conviene conocer y practicarla. Tomás de Aquino, por ejemplo, habla de la sencillez como complemento de la veracidad, en cuanto la sencillez evita la doblez, es decir, evita sentir una cosa y decir otra. Otro valor de la sencillez es la rectitud de intención.

Busca la rectitud en todo comportamiento moral. Sin esa rectitud, ya lo sabemos, se estropea todo y, en cambio, cuando existe se salva, al menos el aspecto moral. Se equivocó, decimos, pero le salva su recta intención. Es cierto que, si bien se salva el aspecto moral de la persona, no quiere decir que se salva todo. Existe el orden real, objetivo, también querido por Dios y necesario para la buena inteligencia entre los hombres. Por eso, la sencillez exige la verdad y exige la veracidad, es decir, que haya conformidad entre la realidad y lo que de ella se dice, y que se exprese adecuadamente. Si la cosa es buena, dígase que es buena y dígase claramente. Si, por el contrario, es mala, dígase que es mala, y dígase claramente. Si hay obligación de hablar, se habla, y si no, hay que callarse.

Transparencia completa de la actitud de la persona; que no haya sombras, ni falsedad, ni doblez, ni recovecos. Aún más. No se contenta con la claridad del contenido, busca la claridad del modo, del estilo. Los modos también tienen su cualidad. Una verdad se puede decir de muchas maneras: directa o indirectamente, entre dientes o con absoluta claridad. La experiencia nos dice que muchas veces no sabemos si nos han dicho la verdad o la hemos adivinado nosotros. Mal servicio se presta a la sencillez cuando tenemos que leer entre líneas. El Evangelio va por otro camino: “Que vuestro sí sea un sí y vuestro no un no. Lo que pasa de ahí es cosa del Maligno”.

La credibilidad es fruto de la transparencia, porque la transparencia engendra evidencia. Y es que la sencillez va mucho más allá del acto concreto. Crea una atmósfera especial que envuelve e ilumina toda la persona.

La práctica de la sencillez hará que busquemos siempre la honestidad en nuestras vidas, algo que se contempla difícil de lograr, lo más fácil es obrar de la forma contraria, pero eso ya depende de cada uno, en ocasiones las personas sencillas son las menos conocidas en el mundo, brilla más el obrar mal, se conoce más la conducta que causa escándalo que las acciones buenas, si no veamos cómo surgen las ladys y los lords en las redes sociales, mientras que las personas que obran con sencillez logran grandes cosas sin que se hablen de ellos en las redes, por ejemplo el Dr. Alfredo Quiñones- Hinojosa, conocido como Dr. Q, llegó a Estados Unidos como indocumentado, y hoy en día se ha posicionado como uno de los investigadores de cáncer cerebral más destacados. Es profesor de oncología y neurocirugía en el hospital Johns Hopkins. El Dr. Q asegura que para que cualquier país salga adelante tiene que invertir en su desarrollo científico, pues de este modo la juventud evoluciona, surgen descubrimientos y se forma la tan necesaria clase media.

O hablar de Daniela Liebman “La niña prodigio del piano”, así la llaman. Hoy tiene catorce años y a los diez formó parte del grupo de 50 niños de todo el mundo que compartieron escenario con el pianista chino Lang Lang, en Berlín. Su consagración –si es que se pueda hablar de ello a tan temprana edad– llegó el pasado 27 de octubre de 2013, cuando debutó en el Carnegie Hall de Nueva York bajo la batuta de David Bernard.

Estoy seguro que existen miles de personas que logran el éxito a base de disciplina, pero su objetivo no es sobresalir en el mundo mundano sino realizar las cosas bien hechas con sencillez y dedicación, para el bien personal y de los demás. El gran valor de la sencillez es que nos libera de todas las oscuridades, nos hace luz, convierte en luz nuestra existencia.

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