La tecnología lleva el arte de los indígenas al mundo

Hace más de 18 mil años, antes de que los primeros habitantes del continente americano arribaran por el Estrecho de Bering, los primeros australianos ya estaban retratando de manera artística una cultura con más de 80 mil años de existencia. Hace más 30 mil años empezaron lo que se ha convertido en la tradición artística continua más antigua del mundo.

Al no tener un lenguaje escrito, los primeros australianos usaban el arte para contar historias. Sus imágenes transmitían su conocimiento de la región, contaban eventos y representaban creencias espirituales. A través de imágenes y símbolos, los artistas indígenas australianos trasmitieron las experiencias únicas de sus pueblos y una expresión de humanidad a través de incontables generaciones.

Hoy en día, las generaciones están trabajando para esparcir esta tradición de innovación artística a través de tecnología igualmente innovadora, lo cual está trayendo una nueva visibilidad y relevancia a la antigua cultura australiana, ofreciéndole al mundo una mejor apreciación de su belleza y poder permanente. Por ejemplo, durante el último año, la Casa de Ópera de Sydney ha estado presentando trabajos artísticos de australianos indígenas a través de proyecciones en la famosa vela de Bennelong Point —y no existe un mejor lienzo que la característica más famosa de uno de los edificios más icónicos de Sydney—. Durante los próximos 12 meses, la Casa de la Ópera presentará una nueva animación de siete minutos que resalta a seis increíbles nuevos artistas, entre ellos el respetado anciano de la comunidad Yolngu, Djambawa Marawili, el acuarelista Mervyn Rubuntja y la multiganadora de premios Mabel Juli, de la comunidad Warmun. Este trabajo artístico de luces se ha convertido en un importante punto de primer contacto para los 8 millones de visitantes que recibe la Casa de la Ópera cada año.

Algunos de estos visitantes habrán viajado a Sydney a bordo de la aerolínea australiana Qantas, la cual ha estado celebrando el lazo entre lo antiguo y lo moderno en la librea de su más reciente Dreamliner. La pintura Yam Dreaming, elaborada en 1991 por la mujer de la comunidad Anmatyerre, Emily Kame Kngwarreye, inspiró el diseño de la aeronave, el cual fue conceptualizado por el estudio indígena Balarinji. Al adaptar el conocido logo de Qantas de la cola del canguro y utilizar los colores originales de la pieza con sus tonos de rojo tierra y técnica de puntos blancos, se logra capturar la esencia y significado cultural de la planta del ñame, un importante símbolo de la historia del Sueño de Emily.

No puedo escribir de los regalos artísticos de mis compatriotas australianos indígenas, sin también aludir al increíblemente talentoso difunto de la comunidad Yolngu del norte tropical de Australia, Geoffrey Gurrumul Yunupingu, quien falleció en julio del año pasado. Los ritmos de vida y naturaleza, así como la rica y compleja cultura y vida ceremonial de su pueblo, terminarían moldeando su oído y sensibilidad musical generando un talento único que llegaría a interpretar en presencia de grandes líderes como Barack Obama. El documental publicado recientemente sobre Gurrumul no sólo muestra la voz angelical e increíbles acordes que capturaron los corazones de millones en todo el mundo, también ofrece un vistazo a la vida privada de este músico autodidacta ciego, humilde y tímido.

Estos son tan sólo algunos ejemplos del increíble legado cultural de mi país y a los cuales la tecnología moderna está ayudando a llamar la atención de todo el mundo. Ojalá que, con esta columna, los haya inspirado para explorar estos tesoros australianos por sí mismos.

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