Todo el mundo te busca

“Todo el mundo te busca”, estas fueron las palabras de los apóstoles a Jesucristo, después de que él predicara en la Sinagoga y curara a la suegra de Simón, ante la noticia de la curación muchos enfermos y endemoniados querían que Jesucristo los curara.

“Todo el mundo te busca” efectivamente todos buscamos a Dios, al igual que los enfermos que nos narra el Evangelio, solemos dirigirnos a Él en los momentos difíciles y en las tribulaciones que nos sucede.

Sin embargo, la misión de Jesucristo no era exclusivamente curar a los enfermos y expulsar a los demonios, sino la predicación de la buena nueva, es decir, el Evangelio.

Los milagros que Él realizaba eran para dar testimonio de su misión divina. Sin embargo, cuando el milagro era muy sonado Él prefería hacer oración a solas y de cierta manera rehuía de las personas que ya habían visto su poder de curación y por consiguiente le pedían que las curase.

Por qué obraba de esta manera Jesucristo, puesto que el primer requisito para que los sanase era la Fe, este sigue siendo un requisito sine quam non para que Dios obre milagros, la fe mueve montañas, bienaventurados los que creen sin ver.

Dios sigue obrando de esta manera, nos pide que creamos en su palabra, que depositemos nuestra confianza en su Divina Providencia, que confiemos más en Él que en los hombres.

A pesar de la claridad del Evangelio nuestro entendimiento percibe contradicciones, no que el Evangelio sea contradictorio, contradicciones como la libertad de amar o no amar a Dios, de creer o no creer en Dios, de cumplir los mandamientos o no cumplirlos, a diario vivimos esas contradicciones en nuestra existencia.

Y aun el que dice: “no creo en Dios”, “yo no tengo religión”, debe reconocer la necesidad de buscar un sentido a su vida, se dan a la búsqueda desenfrenada de la felicidad, probando todos los caminos, ya sea por el placer, el poder, el dinero, la sexualidad, la salud, el deporte, los viajes, y sin darse cuenta hacen de sus gustos pequeños dioses, llevados por egoísmo y la satisfacción de decir yo soy feliz por lo que hago, por lo que soy, por quien soy.

Y en el fondo de nuestro ser todos buscamos a Dios, el bien absoluto, el único que puede darnos la verdadera felicidad. Por eso siempre tenemos esa mezcla de felicidad y angustia, no hay felicidad completa en esta vida.

La fe que nos pide Jesucristo, es reconocer que Dios es el Creador de todas las cosas, la fe en la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, un solo Dios en tres divinas personas, en Jesucristo como su Hijo verdadero, que murió por nosotros para redimirnos, en el Espíritu Santo santificador de las almas, en su Iglesia, en su bautismo y que merecemos el perdón de nuestros pecados si nos arrepentimos, la fe en una vida futura y perdurable, ésta es la fe que pide que profesemos en nuestras vidas.

Entonces nos curará de nuestras enfermedades, nos librará de nuestros demonios, pero el primer requisito es creer, es tener fe. Todo el mundo busca a Dios y muchos no se han dado cuenta de esto en sus vidas.

 

Por Roberto Atocha Dorantes Sáenz*
robertodorantes01@gmail.com

* Ejecutivo de ventas, pero ante todo un hombre de fe inquebrantable. Experto en teología y filosofía.

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