Andrés Martín Alonzo Parrao, de la Panadería Carmito Alonzo, señaló que no ve mal la presencia y actividad de los panaderos ambulantes pues dice es una tradición en nuestra ciudad, como lo es el aguador, y aunque considera que puede ser una competencia para los panaderos establecidos, afirma que están en su derecho de trabajar, por ello lo único que pediría es que sean regulados en cuanto a sus precios y calidad.
En entrevista por separado, Samuel Balam, propietario de la panadería La Vid, coincidió en que se debe regularizar a los panaderos ambulantes para que todos tengan el piso parejo, sin embargo, reconoció que todos los panaderos empiezan así.
Asimismo dijo que no es del todo malo para ellos que haya este tipo de panaderos, pues algunos les compran a las panaderías grandes y de esta forma distribuyen el producto más allá de las posibilidades normales de una panadería.
Agregaron ambos tahoneros que regularmente cuando inicia una panadería no tiene un mercado fijo y es difícil crecer, por lo que tienen que recurrir al triciclo para repartir su mercancía por las colonias cercanas y darse a conocer. En ese sentido reconocieron que es una práctica común entre los panaderos que apenas comienzan en el oficio.
Lo que dicen los entrevistados que sí les perjudica es que a veces estos panaderos de triciclo dan precios más bajos, por lo que consideran es una competencia desleal pues ellos tienen que pagar sus locales, empleados y energía eléctrica. Ante esta situación, piden que sean regularizados en cuanto a los precios que ofrecen, pero no se oponen a que estos panaderos se ganen la vida en sus triciclos.
Texto y foto: Agencia
