¿Prioridades deportivas?

Mary Carmen Rosado Mota
@mary_rosmot
latribunaesnuestra@gmail.com

En la  visita que realizó el canciller mexicano Marcelo Ebrard junto con Marijose Alcalá, presidenta del COM, a las instalaciones del Comité Olímpico Internacional entregaron la carta donde se manifiesta la intención de recibir alguno de los Juegos Olímpico siguientes que aún no tienen designada la sede, sin embargo, en este manifiesto hay varias cuestiones que deben ser puntualizadas. 

Como el hecho de la propia sede, considerando que, aunque los Juegos Olímpicos son recibidos por un país, es precisamente una ciudad en específico la que actúa como “sede oficial” del evento y al menos en el documento, solo se menciona que hay varias ciudades con la infraestructura y economía para organizar un evento de esta magnitud más no menciona cuáles serían las candidatas: ¿Monterrey, Guadalajara, Ciudad de México? Habría que conocer la propuesta completa.

Hay que recordar que México ya ha organizado unos Juegos Olímpicos, los realizados en la Ciudad de México en 1968, que estuvieron enmarcados en uno de los mayores conflictos político-militares que desembocaron en la matanza de Tlatelolco ocurrida a unos cuantos días de que iniciara formalmente aquella edición. Y si bien, las protestas de ese entonces no estaban dirigida únicamente al hecho de recibir la justa olímpica, sí estaba entre las consignas de quienes levantaban la voz por un México más justo.

Otra cuestión que se destaca en esta misiva es el hecho de que ahora la sociedad mexicana es más “participativa” asociándolo con un movimiento político y lo cierto es que el deporte ha sido un negocio redituable en nuestro país desde hace muchas décadas sin importar el gobierno en turno. Si la gente ha ido respondiendo a los eventos deportivos tiene que ver más con la actuación de los propios atletas que terminan enamorando a la afición con su esfuerzo y perseverancia. 

También falta conocer cuándo harán la misma propuesta al Comité Paralímpico Internacional, ya que desde el 2001 se ratificó el compromiso de que la ciudad sede reciba ambas justas, lo que no había en 1968, por lo que sería la primera vez que nuestro país organizara los Juegos Paralímpicos.

Pero lo más importante, ¿está preparado nuestro deporte para algo así? Y no me refiero a las personas que lo practican, porque como he mencionado los y las deportistas de nuestro país son quienes terminan haciendo esfuerzos descomunales por representarnos en eventos internacionales muchas veces, incluso, a pesar de sus propias instituciones. Ni de otras cuestiones sociales importantes como la economía y seguridad que también son factores que deben tomarse en cuenta. 

Una nación donde en cada semana aparece un escándalo relacionado con sus federaciones y organizaciones deportivas ya sea por acusaciones de desvío de recursos, audios que revelan chantajes, retiro de becas y apoyos, violencia sistemática hasta la omisión de inscripciones de los atletas, deja mucho qué pensar sobre cuáles son las verdaderas prioridades que se tienen para el deporte. Ojalá que ahora que se sueña con volver a recibir el fuego olímpico también se apueste por reestructurar el deporte en México porque para brillar en la calle hay que revisar nuestra casa.