Putín sí lo saluda Príncipe saudí es como la muñeca fea de Cri Crí en Argentina

Mohammed bin Salman, quien presuntamente es el autor intelectual de la muerte periodista, es apartado en la foto oficial de la Cumbre G-20

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, fue dejado en los márgenes de la foto oficial de la cumbre de líderes del G-20 en Buenos Aires, parado en el extremo de la foto grupal e ignorado en los saludos posteriores.

La presencia del príncipe en la reunión internacional ha sido polémica ante el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en un consulado de Arabia Saudita en Estambul hace seis semanas.

El país asegura que el príncipe, el gobernante de facto, no tenía conocimiento previo del asesinato.

En la primera fila estuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump; Rusia, Vladimir Putin; Francia, Emmanuel Macron; Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; Turquía, Recep Tayyip Erdogan; México, Enrique Peña Nieto; y Brasil, Michel Temer; así como la primera ministra de Reino Unido, Theresa May; el de Italia, Giuseppe Conte; y el de Singapur, Lee Hsien Loong.

El príncipe heredero bajó rápido del escenario sin estrecharla mano de otros líderes.

En la primera fila estuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump; Rusia, Vladimir Putin; Francia, Emmanuel Macron; Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; Turquía, Recep Tayyip Erdogan; México, Enrique Peña Nieto; y Brasil, Michel Temer; así como la primera ministra de Reino Unido, Theresa May; el de Italia, Giuseppe Conte; y el de Singapur, Lee Hsien Loong.

El príncipe heredero bajó rápido del escenario sin estrecharla mano de otros líderes.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y el príncipe Mohammed chocaron palmas, estrecharon sus manos y se rieron mientras se sentaban juntos en el salón principal.

EL VIEJO LOBO PUTIN

Lleva 18 años en el poder. Ningún otro mandatario del G20 puede comparársele en veteranía. Ni en cinismo, ni en habilidad para provocar y manejar conflictos, ni en crueldad cuando se trata de exterminar a adversarios, ni en brutalidad bélica. A su lado, el príncipe saudí Mohamed bin Salmán es un aprendiz.

Putin, que parece haber iniciado una nueva fase en su estrategia de devorar Ucrania, despliega ahora sus talentos en la cumbre de Buenos Aires: vincula las sanciones contra su régimen con el proteccionismo, festeja con Bin Salmán (su enemigo en Siria) y se encoge de hombros cuando se habla de la nueva crisis entre Moscú y Kiev.

La cumbre del G20 que comenzó ayer, marcada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las divergencias sobre el cambio climático, corre un serio riesgo de fracaso. Es el ambiente de tensión en que Putin se siente cómodo y que le gusta por lo ajedrecista que es.

Texto y fotos: Agencia / EFE

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