JUSTO CUANDO empiezan a surgir cada vez más voces que piden que las campañas políticas den preferencia a las propuestas en vez de enfocarse en la guerra sucia, el candidato del PRI a la gubernatura, Mauricio Sahuí Rivero, presentó una propuesta concreta que consiste en colocar 40,000 cámaras de vigilancia distribuidas en 20,000 comités de policía vecinal (página 5), lo que según sus cálculos requeriría un inversión de 40 millones de pesos, en un gasto que evidentemente vale la pena porque contribuirá a consolidar la seguridad que disfrutan los yucatecos. Aunque el abanderado tricolor dijo que serían cámaras de uso privado, seguramente se establecerá algún mecanismo para que esos 40,000 aparatos aporten al sistema que actualmente administra la SSP información en casos graves que lo ameriten. Por cierto que en el anuncio se registró lo que sería la confirmación de que el actual titular de la SSP, Luis Felipe Saidén Ojeda, se mantendría por tercer sexenio consecutivo al mando de esa estratégica secretaría. Puesta sobre la mesa la primera propuesta importante y seria, esperamos que los demás candidatos presenten también sus mejores planes.
EGRESADOS DE LA, UNAM que ya en el retiro escogieron a Yucatán para vivir forman la parte más importante y sensible de la nueva organización Ciudadanos Hartos, Asociación Civil (sus siglas, CHAC, aluden desde luego a la cultura maya), y ayer presentaron una propuesta (página 14) que consiste en implantar un impuesto al uso del agua del subsuelo, a fin de recaudar fondos destinados a desarrollar programas para proteger el vital líquido. Más de una vez hemos advertido en esta columna sobre la urgencia de que los yucatecos aprendan a cuidar su agua, a fin de que la contaminación actual no sirva de pretexto para que gente de otras partes del país busque apoderarse del líquido y llevárselo a donde se requiere con urgencia. No sería el primer impuesto al agua, pues ya hay uno federal que ha tratado de aplicar a rajatabla la Conagua, autorizada por los legisladores centralistas a cobrar incluso por el uso de los pozos que excavaron nuestros abuelos o bisabuelos. A ver cómo reacciona la gente al conocer la nueva propuesta.
Por Gínder Peraza
