QUE SI FULANO no incluyó en su declaración “3 de 3” todos sus bienes, que mengano le pegó a su esposa hace cinco años y nadie lo castigó, y que zutano trabajó para el partido al que ahora denigra… La lucha por la gubernatura empieza a ponerse cerrera, matrera, silvestre y traicionera, lo que parece evidenciar que ciertos políticos buscan ese cargo con la intención de servirse de él para enriquecerse. Como puede usted ver en nuestra edición de hoy, los partidos arreciaron sus acusaciones mutuas, atribuyendo la guerra sucia al de enfrente mientras afirman que por su parte no hay nada escondido ni sucio, sino solamente el afán de llevar al estado y sus habitantes a mejores estadios de bienestar y prosperidad. Pese a insistentes llamados para que la campaña sea sobre todo oportunidad para dar a conocer propuestas de gobierno, la cabra siempre tira al monte, y ciertos políticos sienten que no pueden desperdiciar la oportunidad de tomar ventaja exponiendo las miserias de sus rivales. A nadie sorprende, por cierto, esta forma de hacer campaña, ¿o a usted sí?
EN UNO DE ESOS foros o “chats” de WhatsApp, una señora preguntó mitad en broma y mitad en serio si mañana, en referencia a hoy jueves 10 de mayo, se les daría el día a las empleadas que son madres, y un señor le contestó, también medio en broma y medio en serio, que no se haría eso porque sería atentar contra la lucha de las féminas por recibir igual trato que los hombres. Guasas aparte, el hecho irrefutable es que el rol de las mujeres, o de un alto porcentaje de ellas, ha cambiado, para bien o para mal. La maternidad ya es vista de modo muy distinto a cómo se le veía hace dos o tres décadas, pues ya muchas mujeres simplemente no quieren ser madres, sino “realizarse como personas”, triunfar en su profesión y acumular dinero suficiente para vivir sin apuros la tercera edad. A los hombres sólo les queda comprender ese proceso, adaptarse y sobrellevarlo de la forma más positiva posible. Cabe subrayar que las felicitaciones de hoy tendrían que ser para las que han mostrado el valor y la convicción suficientes para tener hijos, no para quienes consideran que éstos serían un estorbo para su “realización”.
Por Gínder Peraza
