LA FLAMANTE LEY de Seguridad Interior ha de tener muchas cosas chuecas, si consideramos que ya van seis organismos o instituciones sociales o políticas las que han presentado recursos legales para pedir su modificación o de plano su anulación. El reporte de prensa más reciente indica que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el partido Movimiento Ciudadano y senadores de oposición presentaron acciones legales contra el citado ordenamiento, del que entre otras cosas dicen (según el portal periodístico Animal Político) que “abre la posibilidad de que se vulneren derechos y libertades básicos, y se afecte el diseño, equilibrio y facultades entre la Federación y los estados, las instituciones, los órganos del Estado y los Poderes”. Nada más. ¿Pues en qué estaban pensando los legisladores a la hora de dar su visto bueno a una serie de disposiciones que, por lo poco que hemos visto, vulneran derechos elementales consagrados incluso en el Artículo Primero de la Constitución federal? El tema merece más planteamientos y análisis, para tratar de aclarar, entre otras cosas, si en realidad nuestros diputados y senadores representan al pueblo o en realidad sirven a intereses diferentes a éste. ¿Usted qué cree?
PARA MUCHOS medios y comunicadores la cobertura relativa a la Iglesia Católica, que para desgracia de algunos sigue siendo mayoritaria en México, se reduce a informar con títulos escandalosos sobre los deplorables casos de curas pederastas, sean comprobables o no sus presuntos delitos. Olvidan o relegan lo que hacen millones de feligreses y miles de sacerdotes de los buenos, de los que luchan y se sacrifican por su grey. Por esa parcialidad es que pocos medios resaltaron el mensaje que con viril espíritu jesuita pronunció el Papa Francisco ante 3,500 indígenas peruanos, brasileños y bolivianos reunidos en Puerto Maldonado, en la zona de la Amazonía que pertenece a Perú. No tenemos aquí el espacio para reproducir el discurso del pontífice, así que sólo citaremos uno de sus contundentes conceptos, cuando dijo que las comunidades indígenas de esa región “probablemente nunca hayan estado tan amenazadas en sus territorios como lo están ahora…”
Por Gínder Peraza
