SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

LA SITUACIÓN LAMENTABLE que genera la corrupción evidente de gobernadores, algunos de los cuales ya están en prisión, otros siguen prófugos y algunos más ven acercarse a ellos un vendaval, tiene una arista de análisis más que puede sintetizarse en esta afirmación: Los funcionarios corruptos por lo general son electos democráticamente. Eso significa en primer lugar que los ciudadanos no tienen capacidad para distinguir en los discursos de campaña quién miente y quién dice la verdad. Cuando son candidatos, los políticos muestran su mejor cara, tratan de aparecer como perfectos esposos, padres de familia y amigos, con una moral intachable, flexibles, pragmáticos y de sólidos principios; pero poco después muestran el cobre y se conducen como lo que realmente son, o sea, ladrones, depredadores del dinero que generan los demás mexicanos con su trabajo e impuestos. La democracia, es claro, es un sistema muy imperfecto al que los vivales que quieren enriquecerse con ella le agregan trampas y engaños, desesperados por enriquecerse.

NO HAY RESPETO para el dinero que los ciudadanos aportan, por gusto o por obligación, a fin de que el gobierno trabajé en su función primordial que es procurar el desarrollo general de la nación. Apenas llegan al cargo los funcionarios corruptos tratan de apropiarse de toda clase de bienes, y en este asunto el caso de Javier Duarte de Ochoa es sólo un ejemplo evidente: ya se sabe que el ambicioso exgobernador planeaba darse una jubilación dorada con los cientos o miles de millones de pesos que les robó a los veracruzanos, y para ello ya había comprado dos departamentos de lujo contiguos en CDMX. Los mexicanos deberíamos trabajar en una campaña para repetir una y millones de veces más que el dinero que maneja el gobierno es sagrado, pues se acopia para atender necesidades básicas de la población en rubros como salud, educación, transporte, alimentación y sana recreación; pero malos gobernantes se lo apropian como si no tuviera dueño, como si estuviese tirado en el monte. Castigo ejemplar debería recibir quien se atreva a robar dinero destinado a, por ejemplo, construir un hospital o una escuela, o ayudar a los mexicanos de la tercera edad.

Y AL HABLAR DE corrupción aparecen en la mente conceptos antagónicos. Por ejemplo, encontramos una nota que da a conocer que los aspirantes a notarios públicos de la entidad deberán tomar un curso sobre “Ética y práctica notarial” si quieren obtener la patente respectiva, y para ello la Consejería Jurídica del gobierno estatal dio a conocer anteayer jueves, en el Diario Oficial, la temática que deberá seguirse en esa capacitación. En semanas anteriores PUNTO MEDIO dio a conocer casos de corrupción entre escribanos públicos y notarios, los cuales denunció sin que hubiese réplica (el que calla otorga). Sin la participación de malos jueces, escribanos y notarios, así como funcionarios de ciertas dependencias como los Catastros y el Registro Público de la Propiedad, sería imposible realizar los jugosos negocios con terrenos y toda clase de bienes inmuebles que generan cuantiosas fortunas y aseguran el financiamiento necesario para buscar puestos de elección popular. “Ética y práctica notarial” es sin duda un tema de suma importancia; probablemente aprovecharán el curso los aspirantes a notarios, pero a sus venales homólogos actuales, ¿quién les cortará las uñas?

NO QUEREMOS generalizar, pero para muchos resulta evidente que el nuevo sistema de juicios orales deja mucho que desear todavía. Y lo decimos tras leer que tres presuntos sicarios originarios de Quintana Roo y que fueron detenidos a fines de enero en Buctzotz portando armas de fuego y marihuana para vender, ya están libres gracias a los beneficios que se conceden al someterse a un “procedimiento abreviado de justicia” y confesar que sí participaron en los hechos imputados. En ese sistema “de avanzada” los tres pactaron leves condenas que les permitieron recuperar su libertad mediante el pago de una multa. Ahora están libres y listos para seguir su negocio de narcomenudeo, porque casi seguramente continuarán en la actividad que les genera ingresos sin mucho trabajo. ¿Cree usted que ese tipo de justicia evitará que nos convirtamos en otro estado de delincuentes y drogadictos?

 

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