Mildre Lucely Ramírez Martín tiene 41 años de edad, es madre de tres hijos, uno de ellos cursa su licenciatura en el Tecnológico de Mérida. Hace cuatro años inició con la empresa Antálika y se ha convertido en una fuente de empleo para su municipio, Teabo.
Ella sabe que ser mujer no es un impedimento para desarrollar sus ideas, cumplir sus metas y ser madre, tampoco. “El que uno sea esposa, madre, mujer, no impide que se pueda salir adelante”, enfatizó Mildre.
Antálika es una empresa que se dedica a fabricar ropa femenina con aplicaciones de punto de cruz, y utiliza la gasa y lino en las prendas, como blusas, vestidos y salidas de baño.
¿Cómo surge la idea?
“Surge a través de incubación de la UTM patrocinado por la fundación WK Kellogg. A través de ellos tuvimos la asesoría para sacar adelante el proyecto y como la comunidad de Teabo se dedica mayormente al punto de cruz, de ahí surge la idea. Después tuve capacitación por parte del Iyem”.
¿Fue difícil tomar la decisión de emprender?
“Sí, fue difícil. En una comunidad es mucho más complicado que las mujeres salgan, trabajen. Nosotros empezamos hace cuatro años con capacitación y fue una parte compleja. Cuando la UTM empezó a venir éramos 62 mujeres que lograron convocar y de estas, fueron al poco tiempo 22 y después 12. Sí, es muy difícil trabajar en una comunidad y más la idea de que al empezar un negocio es trabajar y trabajar, y ver los resultados hasta después”.
¿El ser mujer ha sido impedimento para avanzar?
“La verdad, no. Crecí en una familia donde mi mamá nos educó tanto a hombres y mujeres por igual, los mismos trabajos. No se me hizo difícil en esa parte, pero en la comunidad sí hay mucha gente arraigada a que la mujer se debe dedicar a su hogar y el hombre a trabajar.
“Conté con el apoyo de mi esposo en ese sentido y siempre me ayudó cuando tenía que salir: ferias, exposiciones y en ese punto no se me ha complicado, pero sí he visto que a otras compañeras no las dejan ni salir”.
¿Cambiaría algo del pasado?
“La verdad, haría lo mismo. Todo lo que aprendido a lo largo del camino me ha servido bastante. Siento que soy el pilar fundamental de la economía de la casa y muchas mujeres de la comunidad vienen a pedirme trabajo. Cada experiencia sirve y la verdad, no cambiaría nada”.
¿Cómo se ve en los próximos dos años?
“Me veo con más trabajo, es una visión que tengo y poco a poco se me está cumpliendo. Para mí es un gusto porque me ayudo con mi trabajo y al mismo tiempo a la gente de mi comunidad”.
Hay personas, jóvenes, adultos, que iniciaron un proyecto, pero por alguna razón lo abandonaron. ¿Qué consejo les daría?
“Que no debe de ser así. Todo comienzo es difícil, tiene sus tropiezos, pero vale la pena seguir luchando. Al final siempre obtenemos la recompensa”.
Texto y foto: Jesús Gómez