Se desborda fervor por la Virgen de Guadalupe

Cansados pero llenos de fervor y júbilo llegaron ayer hasta el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe numerosos antorchistas, que después de un largo viaje desde la Basílica, hicieron un alto en el camino para recibir la bendición de manos del Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega y tomar un merecido descanso antes de emprender el último tramo de su viaje hacia sus hogares a los que pretenden llegar antes de la medianoche de este 11 de diciembre. Dos de estos jóvenes, que movidos por la fe cumplen con la promesa hecha a la Virgen Morena, son Roberto Cob Chan y José Uriel Tun Pat, que han pasado los últimos 13 días recorriendo las carreteras desde su natal Chikindzonot, de donde salieron el 27 de octubre.
“Sufrimos hambre y sed en la carretera, nos mareamos por la altura, nos deshidratamos, no sabíamos cómo llegar, preguntamos y la gente que nos hacía el favor de orientarnos, en varias ocasiones nos mandó por el camino equivocado, pero lo logramos y el 18 de noviembre llegamos al Tepeyac”, dijo Roberto, quien junto con su compañero de viaje llenos de emoción revivieron con Punto Medio, aquel momento tan especial de estar cerca del Ayate de Juan Diego. “Cuando la vi, sentí una emoción muy fuerte, se me llenó de alegría el corazón, y los ojos se nos llenaron de lágrimas, de la pura felicidad, porque ya teníamos varios años tratando de llegar hasta allá y fue hasta ahora que lo logramos”, dijo José Uriel, quien comentó que los integrantes del grupo que viajaría con ellos finalmente no pudieron acompañarlos, y llegó un momento en el que tomó la determinación de hacer el recorrido solo.
“Ya me iba a ir solo, pero él, refiriéndose a Roberto, decidió venir y así llegamos hasta México, de donde salimos el 20, para comenzar el regreso, pero ahora trayendo estas imágenes que nos costaron 700 pesos”, dijo. Con su preciada carga asegurada a sus espaldas, y con un frio insoportable, iniciaron el regreso, pero con mayor dificultad ya que con 25 kilos de peso, hicieron un verdadero ejercicio de equilibrio, pero afirman que nunca pensaron en el peligro, ya que lo hicieron motivados por la fe.

 

Manuel Pool Moguel
Fotografía: Gabriela Cortés

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