SEGUNDA PLANA – PUNTO MEDIO

NINGUNO DE los dos partidos más grandes en el estado ha querido o podido dar a conocer quién será su candidato a la gubernatura, lo que ha dado pie a ejercicios periodísticos de análisis, o simples especulaciones, acerca de las razones de esa tardanza. Unos dicen que el principal motivo es que los dirigentes no acaban de ponerse de acuerdo en el reparto de las candidaturas, y otros señalan que se trata sólo de una cuestión de estrategia, de no mostrar todavía sus cartas, sino esperar a que lo haga el de enfrente, para así tomar ventaja en el siguiente movimiento. Este segundo argumento hubiera sido creíble hace una o dos semanas, pero conforme pasan los días cobra fuerza el primero, es decir, el de la falta de acuerdo en los dos partidos. La tardanza no es buena, pues es fácil colegir que si no hay acuerdo es que prevalecen las ambiciones y la falta de unidad y disciplina. Además, van in crescendo las versiones de que en el interior del estado las cosas se han puesto color de hormiga porque hay demasiados enfrentamientos entre grupos en cada municipio, de manera que el dedazo, la encuesta o el “acuerdo” son cada vez menos creíbles y más difíciles de imponer o aplicar.

LA CONTUNDENTE frase que destaca en la portada de hoy es del titular de la Contraloría General del Estado de Yucatán, Miguel Fernández Vargas, quien ante la pregunta de uno de nuestros reporteros acerca del posible desvío de recursos afirmó que “en Yucatán, quien la hace la paga”, y explicó que (como se detalla en nota de la página 8), a diferencia de otros estados, “en Yucatán el funcionario se cuida, pero, ante todo, cuida el prestigio de su familia, lo que se traduce en los bajos índices de amonestados, suspendidos o inhabilitados para trabajar en la administración estatal”. Conocemos detalles que pueden avalar el respeto que la Contraloría estatal se ha ganado entre, por ejemplo, los 106 ayuntamientos, así que no nos parece irreal la afirmación de Hernández Vargas. Quizá para redondear su labor cabría hacer énfasis en la transparencia, de manera que el trabajo y los resultados de la Contraloría se conozcan de manera periódica y amplia. Sería muy positivo, ¿no lo cree usted?

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