Ser sensible en la política no es lo mismo que ser débil: Celia Rivas

Parte de la generación de profesionales de Derecho que estuvo al frente de la administración pública durante los últimos 12 años, Celia Rivas Rodríguez es una de las figuras políticas de Yucatán de la última década.

Siempre con cargos de gran relevancia en el estado, la Maestra en Derecho actualmente se encuentra alejada de los cargos públicos, pero sigue cerca de la gente a través de la asociación civil Luciérnagas, que le recuerda su etapa en la Prodemefa, a su entender, la mejor de su carrera.

¿Cómo ha cambiado a Celia Rivas el trabajo que realiza con Luciérnagas y este acercamiento que tiene con la gente?

Te vuelve más sensible hacia las personas que tienen muchas necesidades y te hace sentir con muchas ganas de apoyar. Eso es algo que se contagia.
Siempre he creído que solo hace falta organizar a las personas, porque en Luciérnagas me he dado cuenta que la gente quiere apoyar, pero no busca cómo hacerlo. Nosotros queremos enseñarles un camino para realizarlo.

¿No hace falta sensibilidad a la Ley?

En el Congreso tratamos de darle un toque sensible a las iniciativas y a las reformas que se aprobaron. Por ejemplo, hubo una reforma que realizamos y a la cual al inicio yo me negaba porque me parecía muy dura, que era la Ley de Voluntad Anticipada, que establece que cuando un paciente tenga una enfermedad terminal pueda elegir entre seguir llevando el tratamiento para alargar su vida o vivir una vida normal con su familia y esperar a que Dios le indique su hora, mediante un testamento.

También aprobamos que las mujeres que trabajan en las instituciones públicas pudieran realizarse, una vez al año con goce de sueldo, su examen de cáncer de mama, mientras que por su parte los hombres también puedan hacerlo en el caso del cáncer de próstata.

Lo que quiero decir es que hemos tratado de llevar un poco de sensibilidad a las leyes, que solo son palabras en un papel y no tienen sentimientos.

¿Es difícil ser sensible en la política yucateca?

Es difícil cuando te ven débil, porque a veces los demás confunden ambos términos. Sin embargo, nunca nos debe dar miedo ser sensibles porque eso nos hace más fuertes, al menos en mi caso me ha fortalecido para poder salir adelante.

Cuando me tocó estar en la Fiscalía busqué siempre humanizar a los servidores públicos, pero a veces afuera lo critican y lo relacionan con ser mujer. Piensan que no puedes tomar decisiones fuertes, pero eso no es verdad. Si tenemos la oportunidad de hacer cosas por el bien de los demás entonces hay que hacerlo, es para eso que somos servidores públicos.

Por comportarse con falta de sensibilidad es por lo que los servidores tienen mala reputación, pero por algunos pagamos todos. Yo conozco a mucha gente de la política que de verdad tiene gana de servir y lo hace bien; pero también, por desgracia, en mi paso por la política conocí gente que no tiene la voluntad de ayudar a los demás y justos pagamos por pecadores.

¿Cuándo decidió Celia Rivas que pasaría su vida sirviendo a los demás?

Estudié Derecho en la Uady y se me abrió la oportunidad de hacer mi servicio social en la Secretaría de la Reforma Agraria. En esa época estaba el delegado Humberto Rodríguez Rojas, pero en una semana lo cambian y llega el doctor Efrén Caraveo de Chihuahua.

Creo que le llamó la atención el gran esfuerzo que realizaba porque siempre estaba a las 8 de la mañana en la oficina, luego salía a las 2 de la tarde y me iba con prisa a la Facultad de Derecho para tomar mis clases, muchas veces sin comer incluso. Al parecer notaron que tenía las ganas de hacer las cosas y me contrataron; ese fue mi primer puesto en el servicio público.

Muchos años después me toca pertenecer a la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, en donde viví una excelente experiencia. Amé el tema de las adopciones y lo amaré siempre, tuvimos más de 500 en mi período al frente y creo que la Prodemefa debería volver a fomentar esa cultura de la adopción, que exista sensibilidad de los magistrados en los juicios de patria potestad, para que cada vez más niños puedan tener una familia.

¿Le gustaría regresar alguna vez a la Prodemefa?

Si me gustaría, pero hoy hay una gran amiga y un gran ser humano como es Tere Anguas, creo que no pudieron encontrar a una mejor persona que ella en este momento; pero claro que me encantaría regresar porque puedo ayudar a niños en situación de vulnerabilidad y adultos mayores. Es un poco lo que hacemos en Luciérnagas. En la Prodemefa éramos una gran familia que nos encantaba ayudar a los demás.

¿Es la etapa que más le ha gustado de su carrera?

Sí, en definitiva. Pero también me gustó mucho pertenecer a la Fiscalía, porque me encontré con gente muy valiosa, y entre los hombres y mujeres que formamos como Policías Ministeriales y que hoy son de investigación, tienen todo mi cariño y respeto porque son extraordinarias personas.

También entre los peritos y la gente de los ministerios públicos hay mucho personal rescatable, no todos son malos.

Texto: Roberto Ojeda
Fotos: Saraí Suárez

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