Un desastre verde

Por Mario Ovies

Hasta hace poco siempre pensaba en el pasto como algo amigable con el medio ambiente, mejor pasto en un jardín que cemento. Y es que si lo comparamos con el asfalto de nuestras calles y estacionamientos, el césped nos trae paz y nos hace pensar en la naturaleza, hay aves, insectos y la gente juega y se relaja en él.

Tristemente el pasto no es tan verde como lo pintan (y sí, hay casos en el que lo pintan). ¿Tan malo es el pasto? No creo que sea tan malo como el pasto artificial, pero hay un dato bastante alarmante que tal vez no esté muy distante a nosotros, en el oeste de los Estados Unidos, el 60% del agua de los hogares se destina a regar el pasto. En ese mismo país se invierten, según la organización Garden Research, hasta 82,000 millones de dólares al año en mantener estos paisajes verdes.

Nos estamos acabando el agua dulce, una gran parte se va en la carne que comemos, otra parte se va en fugas y otra se va en regar el pasto. Literalmente estamos tirando el agua.

Según especialistas, el pasto es la planta en nuestros jardines que más requiere agua, para hacerse una idea, en la temporada calurosa el césped requiere de seis a ocho litros diarios de agua por metro cuadrado.

¿Cuánta agua requiere un campo de golf, las explanadas de muchos edificios o los bellos jardines que podemos ver en hoteles y grandes casas? En su defensa algunos argumentarán que captura bióxido de carbono, pero ¿a qué costo?

Además de la gran cantidad de agua que se tira para mantenerlo verde, debemos de considerar lo que se emplea para mantenerlo en su ideal estético. El combustible que se utiliza para podarlo y los químicos y fertilizantes que se emplean para mantenerlo.

También tenemos que tomar en cuenta que hay climas en los que sería más ideal tener el césped de nuestras casas en su máximo esplendor, y creo que a todos nos queda claro que Yucatán no es el mejor lugar para ello. Con las temperaturas que se registran, es común que veamos cómo el pasto se achicharra y se tenga que utilizar más agua para mantenerlo vivo.

¿Qué podemos hacer?

Podemos seguir teniendo increíbles jardines empleando especies nativas que están aclimatadas a cada zona y necesitan menos riego y fertilizantes. Jardines con cactáceas, henequenes, cubresuelos, helechos y jugar con piedras de colores.

Cuando el fin de un espacio sea el uso recreativo, podríamos usar tipos de pasto más resistentes al calor, pero si el fin de un jardín es ornamental, podríamos explorar otro tipo de vegetación.

También, si el presupuesto y el tiempo lo permiten, se pueden explorar otro tipo de técnicas más sostenibles para mantener el jardín, como nuevas técnicas de riego que nos ayudan a optimizar el agua.

Yucatán es un área de migración de aves, así que podríamos evitar las grandes extensiones de pasto, sembrar árboles le traerá vida a nuestros jardines, y una gran variedad de alegres visitantes. En lugar de tener un espacio perfecto de pasto, pueden experimentar con caminos de piedras, jardineras y bancas que conviertan un pequeño jardín solamente agradable a la vista en un espacio de convivencia y deleite.

Nuestros jardines pueden ser mucho más que el famoso fondo de pantalla de Windows, pueden ser toda una experiencia que sea amigable con nuestro planeta.

 

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