El Pinar, uno de los predios más emblemáticos de Mérida

Su peculiar arquitectura tipo renacentista francés y su espectacular fachada color rosa llaman la atención de propios y extraños, quienes no se resisten a la tentación de detener su pasos y tomarle fotografías a este icónico lugar.

Si usted tiene siete millones de dólares podría adquier esta hermosa finca ubicada en la calle 60, a unos pasos de la Avenida Colón, sin duda una de las más emblemáticas de la ciudad, que con su peculiar arquitectura tipo renacentista francés y su espectacular fachada de color rosa llaman la atencion de propios y extraños que no se resisten a la tentacion de detener sus pasos y tomarle unas fotografías a este predio, que en verdad parece como sacado de un cuento.

En agosto de 2019 se abrieron las puertas de esta majestuosa residencia al público, que por medio de visitas guiadas se disfruta de un recorrido por las habitaciones y demás espacios amueblados de esta casona, en la que los enormes vitrales y las escaleras de mármol de Carrara,nos dan una idea de la opulencia con la que vivían los hacendados yucatecos a principios del siglo pasado.

“Yo vivo cerca de aquí, sobre esta misma calle 60, y desde que era estudiante de la Facultad de Derecho, que entonces se encontraba en el Edificio Central, me gustaba regresar caminando a casa, y siempre me quedaba un buen rato para disfrutar viendo la arquitectura del Pinar”, recordó el abogado Carlos Barrera Jure, quien atraído por los amplios jardines y los frondosos árboles con los que cuenta la heredad, se tomó el tiempo para escribir un artículo sobre este predio.

Nuestro buen amigo, quien también es el autor de algunas de las fotos exteriores que acompañan esta nota sobre El Pinar, destaca que esta región de la península yucateca se vio privilegiada económicamente debido al aumento de precio y a la demanda del henequén.

“Los hacendados y los grandes terratenientes dedicados a su cultivo se enriquecieron rápidamente y el estado de Yucatán, que en otro tiempo ocupaba uno de los puestos más bajos en ingresos per cápita nacionalmente, ostentaba para entonces el primer lugar”, recordó.

“El auge del comercio henequenero y los viajes de la élite hacendaria fueron algunos de los aspectos de la vida social de la Mérida de ese período y contribuyeron a integrar elementos de culturas extranjeras en el día a día de la sociedad yucateca”, destacó Barrera Jure, quien comentó que, generalmente, estas estupendas propiedades poseían dentro de su perímetro amplios patios y jardines con frondosa vegetación y árboles de diversos tamaño, frutales y de sombra.

“El Pinar” es un ejemplo del empeño arquitectónico con el cual se construían estas residencias. Se construyó en 1915, y según la escasa información documental que existe, la residencia perteneció inicialmente a don Miguel Peón Casares, posteriormente formó parte del patrimonio de don Humberto Peón y estuvo abandonada por muchos años.

Andando el tiempo, la adquirió don Alberto Bulnes Guedea, quien con admirable esfuerzo, consiguió restaurarla respetando todos los detalles posibles.

Años después, el señor Bulnes le vendió el inmueble a don José Trinidad Molina Castellanos (1928-2013); él y su esposa, doña María Lucía Casares Espinosa (1929-2016), con empeño y dedicación, hicieron importantes mejoras y adaptaciones acordes a su numerosa familia, fortaleciendo con genuina generosidad, virtud que ambos poseían en demasía, los hermosos y extensos jardines, la magnífica y diversificada vegetación y el relevante y frondoso arbolado. La habitaron y la disfrutaron durante los últimos años de sus fructíferas existencias.

La heredad, cuya construcción es de 1,940 metros cuadrados, tiene seis dormitorios, seis baños, tres pisos y un garage para ocho autos. En el primer piso se encuentra la calzada y el porche, luego un hall de entrada y una antesala. Después puede verse una escalera, la sala y el comedor, una biblioteca, un bar, una bodega, dormitorios de servicio, baños, una oficina y afuera una piscina. En el segundo piso hay otra sala, una terraza panorámica, los dormitorios principales, vestidores y un balcón. En el tercer piso, hay un espacioso ático abierto de 180 metros cuadrados.

“El Pinar” no tiene patio actualmente, pero posee un formidable jardín delantero que se construyó con la intención de separar la casa del contacto con la calle. La conexión con esta área verde se daba, sobre todo, al celebrarse alguna fiesta, cuando las bancas que flanqueaban el camino de acceso se ocupaban y las ventanas dejaban ver el interior, mientras las puertas se abrían de par en par para recibir a los invitados.

Hasta el año pasado se tenía la intención de aprovechar su magnífica ubicación a unos pasos de la zona de hoteles y de congresos para convertirla en un atractivo espacio para realizar reuniones sociales, como bodas y otros festejos, como en efecto ocurrió y esperamos que así siga siendo para el disfrute y orgullo de los yucatecos.

Texto: Manuel Pool

Foto: Cortesía

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.