Rocío, ejemplo de constancia en educación comunitaria

Por: Jessica Saidén

Estoy cada vez más convencida, que conocer a fondo las virtudes y valores de la gente de las comunidades, sobre todo las que están apartadas y con ciertos grados de marginación, es una experiencia que nos permite valorar sus necesidades y desafíos.

Por eso, cada vez que platico con los jóvenes que forman la gran misión educativa del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), admiro su entrega y compromiso, ya que la educación es la mejor vía para lograr un Yucatán y un México mejor que deseamos heredar a nuestros hijos. Digo esto, queridos amigos, por el gran respeto que tengo hacia la labor comprometida de los líderes para la educación comunitaria (LEC’s) del Conafe, quienes en su mayoría viven en cabeceras municipales o en las ciudades más grandes del estado, pero dejan por cierto tiempo a sus familias, amigos o novias y novios, para entregarse a la noble labor de llevar educación comunitaria a esos lugares a los que
casi nadie llega. Uno de esos ejemplos es Rocío Chan Cauich, quien hace más de 18 años emprendió la misión comunitaria como docente en Conafe; su capacidad y constancia la han llevado a ser coordinadora de la región Mérida de este organismo educativo que me honro encabezar en el estado.

Desde muy joven, por la educación Rocío Imelda Chan Cauich me dijo que ingresó a las filas de la educación comunitaria en 1997. Rocío no contaba con recursos para seguir estudiando, sin embargo y como lo han hecho miles de jóvenes en todo México, ella dedicó un tiempo de su vida a la educación en planteles comunitarios, ya que visualizó, desde muy joven, el gran beneficio de pertenecer al CONAFE. Nuestra actual coordinadora de la región Mérida, después de dos años de servicio en una comunidad en la que caminaba cinco kilómetros para llegar a ella, fue retribuida con un apoyo económico del Conafe por 50 meses. Eso “me sirvió para poder continuar mis estudios universitarios hasta concluir con mi titulación”, nos contó Rocío. Pero su vocación la hizo no detenerse y continuar como docente de educación comunitaria.

Vio así Rocío su vocación educativa en los lugares apartados, algo que contadas personas prefieren por tanto tiempo. “Después de concluir mis estudios como licenciada en Educación en la facultad respectiva de la Uady, regresé al Conafe para prestar mi servicio social y practicas sociales, y por mi desempeño me invitaron a ingresar como parte del personal de la delegación”, nos siguió platicando.

Sin embargo –añadió la maestra Rocío Chan- justo se me presenta la oportunidad de ingresar a educación inicial en la modalidad no escolarizada del Conafe. Estuve por cinco años hasta que en 2012, por ajustes del modelo, regreso a la delegación, al departamento Programas Educativos como responsable del programa de secundaria comunitaria y desde mayo presente funjo como coordinadora regional” nos refirió nuestra compañera sobre su trayectoria.

Es así que Rocío, al igual que otros colegas suyos, han sido chicos en cuyas vidas fue clave el Conafe, pero sobre todo su afán de servicio y sus convicciones de hacer algo para bien de los demás, sobre todo de quienes menos tienen.

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